lunes, 24 de noviembre de 2008

"Quantum of Solace", una parte de James Bond.

El famoso agente 007 vuelve a la carga por tierra, mar y aire de la forma más bruta, dejando de lado gadgets y sutilezas.

Hace dos años el personaje de James Bond fue gloriosamente reinventado con "Casino Royale", la que fuera la esperada vuelta tras unos años de sequía de uno de los personajes más famosos del celuloide cuyo nacimiento se remonta 46 años atrás con el estreno de "Dr. No", la película que comenzó la saga de más fértil y abundante éxito en la historia del cine. Aquel James Bond refinado que interpretó Pierce Brosnan por última vez en 2002 tras cuatro películas recogiendo el relevo de Timothy Dalton fue sustituido por un inesperadamente brillante Daniel Craig ("Layer Cake", "Munich") que brutalizó al personaje sin dejar de tener la elegancia que durante tantas décadas lo definió. En "Casino Royale" se hizo una atrevida y acertada apuesta, transformar a James Bond y sus películas en un personaje más parecido al recientemente exitoso Jason Bourne y su estilo hiper-realista y crudo, alejándose diametralmente del Bond fantástico e irreal que había caracterizado la saga durante tantos años y que había tocado techo con la etapa de Brosnan. El director Martin Campbell ("GoldenEye", "La Máscara del Zorro") se rodeó de tres excelentes guionistas, la pareja Neal Purvis y Robert Wade (ambos colaborando en "El Mundo Nunca es Suficiente" y "Muere Otro Día") y el ganador del Oscar por el guión de "Crash" Paul Haggis ("Million Dollar Baby", "Banderas de Nuestros Padres", "Cartas desde Iwo Jima"), para dar una vuelta de tuerca al personaje y 'bournizarlo' haciéndolo más accesible al espectador actual, abandonar el desfase del anterior Bond y adaptarlo al cine de acción y espionaje de hoy en día como ha hecho constantemente el personaje a lo largo de casi medio siglo, y lo hicieron recuperando algo que se había perdido hace mucho tiempo: la adaptación de una novela original de Ian Fleming, el padre de la criatura y escritor de todas sus novelas hasta su muerte en 1964.

"Casino Royale" fue la primera novela que escribió Fleming y dónde nacía el mito, la primera misión del agente 007 en la que era traicionado y se forjaba su carácter duro y letal. La película fue todo un éxito, Daniel Craig recibió tantos aplausos tras su estreno como abucheos antes de comenzar a filmar cuando se propuso su nombre para ser el sexto James Bond, y demostró que tiene talento, presencia y carácter para ser un perfecto Bond, ganándose el respeto de todo el mundo en una película sobresaliente que cautivó a todo el mundo; fue un lavado de cara radical y tremendamente triunfante para el personaje y la saga. 007 surgía de sus cenizas con una fuerza tremenda. "Casino Royale" fue la primera película de James Bond que vi en el cine (bueno, y que vi), y salí de la sala contento, y más que contento extasiado por el tremendo espectáculo ofrecido, por la clase que derrochaba el film y Daniel Craig y porque globalmente y particularmente la película es una joya del cine de acción y espionaje y un triunfo total en la saga; la siguiente película sería tremendamente esperada y deseada por los fans que entraron en el juego y disfrutaron mucho con el nuevo estilo de James Bond. Dos años después del shock llega "Quantum of Solace" a nuestras salas, el esperadísimo retorno de Craig como James Bond en una película que sigue la línea definida por Martin Campbell, el de la ausencia de delicadezas en pro del realismo logrando un resultado parecido al film anterior y aunque no tan redondo igualmente espectacular.

"Casino Royale" es más elegante que "Quantum of Solace", que es más bruta y menos sofisticada y presta más atención si cabe a las escenas de acción, las cuales son realmente espectaculares, aunque se pierde cierta esencia del personaje por el camino. Bond es más Bond en "Casino Royale" porque tiene ocasión de lucirse más y porque la película destina muchas más secuencias a la exploración del personaje, y en "Quantum of Solace", cuya traducción literal sería difícil de interpretar debido al juego de palabras y vendría a ser algo así como "Una Parte de Consuelo", hay más tiempo para lucir las habilidades del personaje pero no tanto su personalidad. Igualmente es innegable que es una película espectacular, con secuencias monumentales y absolutamente brillantes tan típicas de las películas del espía británico y que sigue adoptando el estilo de las películas Jason Bourne, aunque por contra no sorprende tanto como su antecesora. La película, cuyo guión es original para cine ya solo que toma el título del relato corto de Fleming recopilado en la novela "Sólo Para Tus Ojos" y que no tiene absolutamente nada que ver con el argumento de la película, es la única que es una secuela directa de otra película anterior, situando al espectador tan solo una hora después de la escena final de "Casino Royale" dónde Bond capturaba al Sr. White. Esto puede ser un inconveniente para quién no haya visto la anterior película porque seguramente no entenderá muchas de las cosas que motivan a Bond e incluso desconozca la identidad o relación entre los personajes, aunque es posible que de todos modos el film pueda disfrutarse igualmente dando por entendidos los pequeños detalles. La película comienza con una secuencia pre-título absolutamente espectacular en la que asistimos a una persecución en carreteras italianas con Bond conduciendo el mítico Aston Martin y que junto a las persecuciones en las películas de Jason Bourne es lo más sensacional que se puede ver a día de hoy en el cine de acción. Dicha secuencia se muestra a los pocos segundos del comienzo de la película siendo toda una declaración de intenciones en cuanto a ir directos al grano con todo lo que tienen y sorprender al espectador, igual que pasara con la persecución del negro de la cara quemada en la anterior película, y tras finalizar la carrera vemos la entradilla con la canción interpretada por Jack White y Alicia Keys "Another Way to Die" con las legendarias siluetas de los títulos de crédito de las películas de James Bond, una entradilla bastante buena y muy elegante pero que personalmente creo que no es tan brillante como la de "You Know my Name" de Chris Cornell en "Casino Royale" que me pareció una maravilla. Tenemos dos 'primeras veces' en "Quantum of Solace", para empezar es la primera vez que la canción de los títulos es interpretada por un dueto, y también es la primera vez que la secuencia de gunbarrel (esa en la que James Bond dispara a la pantalla que es el cañón de una pistola) no abre la película sino que aparece al final, aunque en "Casino Royale" tampoco abría el film como en las otras 20 películas sino que daba paso a los títulos de crédito tras la secuencia pre-título donde Bond adquiría su Licencia para Matar. Además el personaje tampoco dice su mítica frase «Me llamo Bond, James Bond», que tampoco dijera en "Desde Rusia con Amor", la segunda película de la saga. Desde ahora cuidado con los spoilers/destripes, no diré nada concreto pero nunca se sabe hasta qué punto se quiere ir virgen de ideas a ver una película.

El argumento de "Quantum of Solace" intenta continuar con los acontecimientos sucedidos al final de "Casino Royale", cuando el misterioso Sr. White confiesa formar parte de una peligrosa, poderosa y desconocida organización dedicada al crimen y que tiene la intención de controlar el mundo, Quantum. Bond busca venganza por lo acontecido al final de su anterior misión y tiene intención de hacerlo por medio de White y su organización, que es quien está detrás de lo sucedido. Las pistas le llevan a Haití donde conoce a Camille, una bella mujer rusa de descendencia Boliviana que busca su propia venganza, y a Dominic Greene, propietario de una empresa dedicada al medio ambiente que le sirve como tapadera para sus turbios negocios de extorsión y contrabando, propias de un miembro de Quantum. El plan de Greene para dar apoyo al golpe de estado del General Medrano en Bolivia despierta el interés de la CIA americana y la alerta del MI6 inglés, y levanta las sospechas de Bond que además de buscar redención o consuelo sospecha que los planes de Quantum son mucho más graves de lo que ya puedan parecer. En esta película los planes del villano megalómano de turno vuelven a capturar la esencia de las películas de James Bond que pasa de tener que arruinar a un banquero de criminales a salvar uno o varios países de un destino desalentador para el planeta. Con la magnificencia de la amenaza aumenta el factor Bond para la película, pero creo que por otro lado disminuye el carácter del personaje ya que quizá es la película dónde menos se puede lucir Daniel Craig, que muestra un agente 007 muy light. La seducción es un elemento común en todos los films, y en este en concreto es algo que se olvida y solo se toca de soslayo y hasta de forma forzada; no hay tensión sexual en toda la película ni se presta atención a las chicas Bond como tal. Solo vemos al brillante y auténtico James Bond que sorprendió en "Casino Royale" en contadas ocasiones, por ejemplo en la soberbia pelea en el piso de Haití (la expresión de Bond cuando acaba con el esbirro es absolutamente genial) y en un par de ocasiones más, incluyendo la última escena en la ópera y el magnífico desenlace de la contienda entre Greene y Bond con la lata de aceite de motor (no es ningún spoiler). Solamente aparece esas veces la esencia del más puro Bond, y cuando lo hace se adueña de la película por completo. En esos momentos Craig demuestra por qué es capaz de ser un perfecto James Bond, porque sus expresiones, disposición, atractivo y talento le están alzando como uno de los actores que mejor está interpretando al espía secreto y que está devolviendo la ilusión al público. Su interpretación es menos lucida que en la anterior película pero su sola presencia dota de gran carácter y personalidad al personaje, lo cual solo se consigue de forma natural. Además al finalizar el rodaje tuvo que someterse a cirugía plástica y otros tratamientos debido al castigo físico que sufrió en el film, entre lo que se incluye perder la yema de un dedo, ocho puntos en la cara y diversos hematomas que le llevaron a hacer la promoción con el brazo en cabestrillo.

Las chicas Bond de esta película son solamente dos y de una forma muy poco habitual; no son seducidas por Bond ni ello es un hilo argumental a seguir, como por ejemplo pasaba con Vesper Lynd en la anterior película o con todas en cada film de la saga, solo una de ellas de rebote y de forma insustancial. La otra es la que acompaña a Bond durante gran parte de la aventura y recupera el rol que inició Pussy Galore en "Goldfinger" y que se estableció en cada película cada vez con mayor frecuencia, el de la chica con fuerza y valor que tiene tantas agallas como el espía secreto. Camille es interpretada por la preciosa e inexperta actriz rusa Olga Kurylenko ("Hitman", "Max Payne") y por lo visto en versión original se preocupó de tener un acento español en su inglés. Por desgracia la versión doblada en España creo que peca de excesos y cada personaje de los que sale en pantalla tienen ridículo acento forzado que desconecta bastante al espectador del film, aunque de eso no tiene la culpa la película. Kurylenko está muy bien, muestra glamour y agresividad por partes iguales y demuestra dotes para ser una buena chica Bond, aunque le falta la guinda final que todas deberían tener... la escena en la que se acuesta con el agente 007. La otra chica Bond no goza de tanto protagonismo es Strawberry Fields (sí, como la canción de los Beatles) a quien le pone rostro Gemma Arterton ("RocknRolla"), actriz inglesa de 22 años de escasa experiencia interpretativa y extraña belleza que tiene reservado un pequeño papel como la enviada del MI6 a Bolivia para devolver a Bond a Inglaterra, y que se limita a aparecer en ocasiones contadas una de las cuales creo que es el homenaje más glorioso de todos los que pueblan el film, la escena en la cual rinden reverencia a "Goldfinger" con una pequeña, sutil y mordaz modificación con respecto la escena original.

El jefe del MI6, M, es interpretado por sexta vez consecutiva por la laureada actriz Judi Dench ("Shakespeare in Love", "Diario de un Escándalo"), que vuelve a poner firme a Bond como es costumbre en el personaje que ha sido interpretado a lo largo de su historia por otros dos actores: Bernard Lee durante once películas y Robert Brown otras cuatro ocasiones. Dench esta vez tiene que ponerse más dura que de costumbre y como es habitual desde hace varias entregas su protagonismo es mayor que el que se reservaba el personaje cuando lo interpretaba Bernard Lee y trataba de forma despótica a Sean Connery y Roger Moore. Bond es un agente novel como doble cero y aún no tiene definido su carácter como tal (al final de la película —gran final, por cierto— podemos verlo como el que conocemos de siempre) y M tiene el deber de encaminarle y ayudarle a controlar sus impulsos para poder convertirse en el agente frío e implacable que necesita el Servicio Secreto Británico. Fruto de esta relación paterno(materno)-filial surgen la mayoría de los escasos momentos de humor del film («—Es una vía muerta. —¡...lo ha matado!») y la seguridad como jefe del MI6 que inspira la actriz siempre es un seguro de calidad (aunque creo que Bernard Lee es inigualable). En esta película vuelven a ausentarse dos personajes míticos que han estado presentes durante toda la saga, Moneypenny y Q, y los gadgets que le proporcionaba a Bond éste último han desaparecido por completo una vez más. Parece que en esta nueva visión del agente doble no hay lugar para los inventos estrafalarios de los que se abusó durante décadas progresivamente llegando al límite en la era Brosnan y el único resto de los míticos gadgets en esta nueva etapa es el equipo utilizado por Bond para la reanimación cardíaca del Aston Martin en "Casino Royale", ya que en "Quantum of Solace" lo único que se acerca lejanamente es un móvil moderno (lo que tampoco podría considerarse como un gadget propiamente) y cantidad de exageradísima tecnología en el MI6, que es quizá según mi opinión donde más se les ha ido la mano, ya que hay escenas donde la tecnología sobrecarga el conjunto y le resta glamour alejándose mucho del estilo hiper-realista de la cinta. Un personaje que sí se recuperó para esta nueva etapa y que vuelve a aparecer en esta película es Felix Leiter, interpretado de nuevo por Jeffrey Wright que da vida al agente de la CIA por segunda vez consecutiva siendo el único junto a David Hedison que realiza el rol del colega más fiel de Bond en más de una ocasión. El agente de la CIA es también en esta cinta un personaje sin formar completamente, y aunque a lo largo de todos los años que ha durado la saga ha sufrido tantos cambios de personalidad como de rostro en este film se nota que aún no es el personaje que confía plenamente en James Bond, como es evidente pensar ya que "Quantum of Solace", igual que "Casino Royale", se sitúa temporalmente antes del resto de películas de la saga. Igualmente Leiter vuelve a tener un papel clave en su pequeña aportación, como es costumbre la ayuda americana es pequeña y justa pero suficiente como para ser imprescindible y de una importancia clave para que Bond realice su misión con éxito; ese aspecto no se ha perdido con la nueva generación de las películas de Bond. Hay un personaje más que repite, el agente René Mathis, cuya integridad se puso en duda en la anterior película y que aquí colabora brevemente con Bond. Una vez más es el veterano actor italiano Giancarlo Giannini ("El Fuego de la Venganza", "Hannibal") es quien da vida al personaje.

Los villanos siempre han sido uno de los atractivos principales en las películas del agente secreto, normalmente homicidas megalómanos que tienen intención de someter a países o poblaciones con el objetivo de enriquecerse o establecerse en el poder, y casi siempre con unos modales exquisitos y recursos inagotables. Para esta película se escogió un actor francés en auge, Mathieu Amalric ("La Escafandra y la Mariposa", "Munich") que diera vida a Dominic Greene, el poderoso miembro de Quantum encargado de facilitar al General Medrano un golpe de estado en Bolivia y luego obtener algo muy valioso a cambio. Amalric se preparó el papel pensando en que debía adoptar la inquietante sonrisa de Tony Blair y la locura de Sarkozy para dar personalidad a Greene y el resultado es el de un villano equilibrado, sin demasiado carácter y con una presencia discreta, no especialmente memorable excepto en el final de la cinta, donde el personaje se aprovecha del instinto animal al que recurre una persona en una situación extrema en la lucha contra Bond, más que disponer de ninguna habilidad especial. Personalmente creo que LeChiffre fue un villano mucho más carismático. Los encuentros del malvado con Bond son varios, pero hay uno especialmente destacable, que es el de la memorable escena en la ópera de Austria en la que se representa "Tosca" donde Bond da con varios miembros de Quantum de una forma soberbia acompañada de una dirección y composición exquisita. El esbirro es otro de los componentes que no puede fallar en una película de estas características, y en este caso es Elvis, un tipo de rostro recio que lleva una ridícula peluca, interpretado por el desconocido Anatole Taubman. Elvis no es un esbirro memorable como lo fueran Oddjob ("Goldfinger") o Tiburón ("Moonraker") ya que aunque sus apariciones sean diversas su presencia es escasa e inadvertida prácticamente, además de ser un personaje ligeramente torpe que ensombrece su papel como villano a la hora de tomárselo en serio. El que sí que tiene una gran presencia es el danés Jesper Christensen como el Sr. White, el miembro de Quantum que parece estar tras todo lo sucedido en "Casino Royale" y que se revela como un peligroso y misterioso criminal que podría ser una perfecta némesis para Bond. Queda por saber si Quantum será la organización criminal que tome el relevo de SPECTRA en las primeras películas de la saga, y volvamos a tener un enemigo de la talla del agente 007 para futuras películas. Para acabar la ronda de villanos tenemos al responsable del golpe de estado en Bolivia, el General Medrano, interpretado por el mejicano Joaquín Cosío en un papel donde destaca su presencia imponiendo respeto y dando el perfil de golpista sudamericano que es un Señor de la Guerra en su país; y luego está el actor español Fernando Guillén Cuervo interpretando al jefe de policía boliviano con un discreto papel, siendo el segundo actor español que aparece en la saga de James Bond tras el papel de Simón Andreu en "Muere Otro Día".

La dirección de Marc Forster ("Descubriendo Nunca Jamás", "Cometas en el Cielo") es una de las valías de la película; el director realiza un encomiable trabajo teniendo en cuenta que nunca antes había rodado una película de acción, construyendo para el film de una serie de escenas que son punteras en cuanto a efectos especiales y que actualmente son difícilmente superables técnica y espectacularmente. La escena inicial es realmente de las mejores que se pueden ver en cuanto a persecuciones con vehículos, también la persecución de Bond por los tejados de la ciudad italiana es tremenda, una composición monumental con un final absolutamente épico en los andamios, comparable a la escena de Jason Bourne en Marruecos en "El Ultimátum de Bourne" y a la inicial de "Casino Royale" en Madagascar. Además hay unas escenas en Haití dónde Bond protagoniza una frenética y espectacular huida en lancha que me recordó vagamente a la final de "Desde Rusia con Amor", quizá había parte de homenaje. Forster demuestra versatilidad en su dirección ya que "Quantum of Solace" está repleta de escenas de acción de todo tipo: persecuciones a pie, en coche, en avión, en lancha... en todo tipo de terreno, combates cuerpo a cuerpo, escenas con explosiones, carreras, saltos, etc. y aplica su talento y movimiento de cámara que aunque a veces resulte un poco epiléptico (todo herencia de Doug Liman y Paul Greengrass en su saga de Bourne) consiguen un resultado tremendamente espectacular. La escena del combate aéreo entre aviones es una maravilla técnica donde brota todo el potencial artístico del director, una secuencia frenética y apabullante que incluso puede llegar a recordar a los buenos tiempos de Indiana Jones, además del final que consigue redondear el trabajo del director en las escenas del Hotel Perla de las Dunas en las que no hay ni un solo segundo de respiro, con tensas peleas y una gran angustia que te hacen levantar del asiento y exclamar. Todo el final goza de una dirección suprema, igual que la comentada escena en la ópera, cuya estructura y composición es directamente una delicia.

Marc Forster tomó el relevo de Martin Campbell pero para este film se volvió a contar con el trío de guionistas que elaboraron el de "Casino Royale": Haggis, Purvis y Wade, con la salvedad de que esta vez el guión es completamente original y escrito exclusivamente para el cine sin basarse en ninguna otra historia de Bond. El hilo argumental de este film vuelve a retomar la línea de las aventuras del espía británico que lucha contra villanos con planes devastadores para la sociedad y el planeta, dando la oportunidad de resarcirse a todos aquellos a quienes pensaron que la misión del agente 007 en "Casino Royale" se le quedó pequeña. Un guión complejo, con mucho trabajo tras la simpleza del argumento y con una excelente trama de espionaje llena de detalles que conviene detenerse a degustar tranquilamente tras el visionado. La música corre a cuenta de David Arnold ("Hot Fuzz", "Cuatro Hermanos") y que ya realizara las BSO de la saga desde "El Mañana Nunca Muere"; una música acorde con el personaje, intensa y que proporciona al film una de las pinceladas más personales de la saga. Es la única película que incluye el título y al secuencia de Gunbarrel al final, antes de los créditos de clausura, y el único momento donde se oye el tema principal de James Bond. Como curiosidad, para cantar el tema principal se tuvo intención de contar con Amy Winehouse, pero los problemas para trabajar con ella hicieron que se desechara la cantante para contar con el dúo formado por Jack White y Alicia Keys, cuyo tema principal compuso el primero.

La vigésimo segunda película de James Bond ha sido la película más cara de la saga con diferencia, su presupuesto ha sido nada más y nada menos de $230M ("Muere Otro Día", la siguiente más cara, costó $142M) incrementando en $100M el de "Casino Royale", y su recaudación mundial es por el momento de más de $520M, lo que la sitúa en la segunda posición del ranking en cuanto a ganancias en taquilla, acercándose rápidamente a "Casino Royale". Además fue el estreno que más recaudó en su primer fin de semana, formando parte de las películas más taquilleras del año fruto de una buena campaña de promoción y un producto de calidad. La crítica ha sido mixta, Craig sigue estando bien considerado y en general la opinión es que no alcanza el nivel de "Casino Royale", dividiéndose entre una película incoherente y un gran espectáculo. Personalmente creo que las comparaciones son odiosas y de la misma forma que los actores que se meten en la piel de James Bond tienen que soportar el juicio comparativo respecto al trabajo de los actores que ya han interpretado al espía británico con anterioridad, las películas tienden a medirse y compararse con las anteriores. En este caso "Quantum of Solace" no supera a "Casino Royale" pero eso no significa que sea una mala película o que el listón se haya bajado, simplemente es que no alcanza la genialidad de la anterior y sobre todo se ha dispersado el factor sorpresa que tanto bien le hizo a la primera. "Quantum of Solace" es una excelente película de acción y espionaje, con un débil carácter como película Bond y con un protagonista no exprimido como tal, pero igualmente es una película absolutamente disfrutable y recomendable para ver en pantalla grande, ya que las secuencias de acción son sin duda de lo mejor visto nunca en el cine. Una película más de Bond, un afianzamiento en el nuevo estilo bruto de Daniel Craig y sobre todo un excelente entretenimiento.

Mi puntuación: 7/10.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Da gusto leerte *_*

Santi dijo...

Muchas gracias kowboykenny, es todo un honor para mí que disfrutes leyendo mi crítica, en serio ;)

¡Un saludo campeón!

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