jueves, 13 de noviembre de 2008

"Red de Mentiras", el engaño es el mejor arma del espía.

Espías nada sofisticados en la encrucijada de Oriente Próximo, que sigue y seguirá dando qué hablar. Afortunadamente para el cine.

Si hay un director en activo que venero en el cine moderno y de los últimos 30 años desde que hiciera esa obra maestra que es "Alien, el Octavo Pasajero" ese es Ridley Scott. El director inglés ha ofrecido a lo largo de su carrera una serie de peliculones, joyas y obras maestras absolutas que pocos directores pueden presumir de tener en su haber. El afamado productor y director es la persona que dio a luz obras tan míticas y conocidas como "Blade Runner", la nombrada "Alien, el Octavo Pasajero", "Thelma y Louise", "Gladiator", "Hannibal", "Black Hawk Derribado", "American Gangster", "La Teniente O'Neil", etc. y su cine siempre ha desprendido una actitud moderna cambiando y adaptándose a los nuevos tiempos e incluso marcando las pautas del cine en muchos aspectos. Está claro que es uno de los directores más influyentes del panorama actual y su estilo ha ido evolucionando de forma que, aun llevando 30 años haciendo cine desde que empezara con "Los Duelistas", no se ha estancado ni se ha definido de forma clara un estilo propio claramente identificable; ha buscado la forma de renovarse en cada film para ser uno de los directores más evolucionados, innovadores, versátiles, maduros y expertos que hoy en día siguen en plena forma. Su constancia parece haberse incrementado en esta mitad de década aumentando la frecuencia de sus películas, ya que en los últimos cuatro años ha habido anualmente un estreno suyo en cartelera desde "El Reino de los Cielos", a la que le siguieron la humilde "Un Buen Año", la obra maestra y una de las mejores películas del año pasado "American Gangster", y esta "Red de Mentiras" que sin duda pasa a formar parte de las grandes películas del director, una exquisitez impecable, como siempre, y muy entretenida.

El mayor de los hermanos Scott ha demostrado a lo largo de su filmografía que no hay género que se le resista, ha rodado toda clase de películas y siempre ha imprimido en ellas su característico e inadvertido factor cualitativo. Gracias a su versatilidad ha cubierto los géneros de Ciencia Ficción, terror, thriller, épico, romántico, fantástico, clásico, bélico, acción, policiaco... ha probado con todos los tipos de cine, incluso combinándolos, y ha obtenido toda clase de resultados, reteniendo cada vez algo que enriquezca su forma de hacer cine. En su anterior película se lució con el agradecido subgénero del cine de gángsters combinado con el policial ("American Gangster"), y anteriormente probó suerte con el género de la comedia romántica, en lo que sería un film correcto pero menor en su filmografía ("Un Buen Año"), aunque infinitamente superior al resto de películas del mismo género que inundan las carteleras cada semana. Varias películas antes, en 2001, se aventuró en el subgénero bélico obteniendo unos excelentes resultados en una película trepidante y técnicamente perfecta, "Black Hawk Derribado", y aprovechando la experiencia adquirida con este film y la ocasión de probar suerte con un género que aún no ha tocado se lanzó con la adaptación de una novela de espías que trataba un tema interesante y de actualidad, el del papel de los EEUU y la CIA en concreto en Oriente Próximo a causa de la guerra contra el terrorismo/miedo.

La primera incursión de Ridley Scott en el cine de espías también incluye una porción de género bélico, aunque reducida, e incluso hay lugar para una pequeñísima fracción de romance —que podría verse también de un tono ligeramente documentalista— aunque el género en el que se sustenta "Red de Mentiras" es claramente el thriller de espías al más puro estilo moderno. El cine es un arte que se nutre de todo tipo de sucesos, traumas e inquietudes que reflejan la sociedad, y la guerra siempre ha sido un tema muy concurrido que ha dado grandes películas. Normalmente hay cierto desfase temporal (un mínimo de 5 años es lo usual) hasta que se comienza a hacer eco en la gran pantalla de la guerra que se esté librando en aquel periodo; durante los 80 la Guerra de Vietnam fue la favorita de los cineastas, y recientemente la Guerra del Golfo está cerrando su etapa para dejar paso a las películas que intentan reflejar los aspectos de una guerra que aún dura, la de Irak. Acerca de esta guerra tenemos películas sobresalientes como "La Sombra del Reino" ("The Kingdom") de Peter Berg con un marcado estilo a lo Michael Mann (y que recomiendo efusivamente), la miniserie "Generation Kill" de la que estoy oyendo maravillas, la reflexiva "Leones por Corderos" de Robert Redford, e incluso el falso-documental-denuncia de Brian De Palma "Redacted", y "Red de Mentiras" se acerca más a la primera aunque de una forma bastante distinta, ya que está más enfocada a mostrar el ejercicio de la guerra preventiva contra el terrorismo que lleva a cabo la CIA en suelo Jordano e Irakí.

El film nos sitúa en Irak primero y en Jordania después, dónde trascurre la mayor parte del film, y ahí observamos como un agente de la CIA, Roger Ferris, trabaja de forma encubierta para seguir la pista del responsable de una oleada de atentados que asola Europa, todo bajo las órdenes y atenta vigilancia de Ed Hoffman, su superior en EEUU, que colabora con Ferris cómodamente sentado en su butaca comiendo cacahuetes. Ferris es un agente completamente adaptado al terreno, entrenado e integrado, que prefiere los métodos locales a los de su país natal que no consiguen entender que para hacer la guerra en un país te has de adaptar a él, a su estilo de lucha. Hoffman representa todo lo contrario, la soberbia americana, la arrogancia del que se cree superior aún jugando fuera de casa y que utiliza métodos no adecuados creyendo que su modo y sólo su modo es el correcto. El film comienza de forma espectacular y además con bastante parecido con la nombrada "La Sombra del Reino" ya que ambas impactan en su primera escena con un atroz atentado terrorista que pone en situación al espectador. De hecho, ambos films comparten bastantes similitudes ya que se centran en encontrar al máximo responsable de una célula terrorista islámica que busca sembrar el caos en terreno occidental (en el caso de "La Sombra del Reino" en suelo americano en pleno Próximo Oriente, en el caso de "Red de Mentiras" por toda Europa) aunque la esencia es bastante distinta. Mientras que la película de Peter Berg es más detectivesca la de Ridley Scott se orienta al juego de mentiras, estrategias y juegos a dos bandas que intrínsecamente están relacionados con el espionaje.

Roger Ferris representa una serie de valores que EEUU ha perdido o nunca ha tenido en cuanto a conflictos internacionales, él es tolerante y su integración es total, incluso llega a pasar desapercibido entre árabes. El actor que da vida a Ferris es Leonardo DiCaprio, quién lleva tiempo gozando de una estupenda forma y progresión en su carrera y que en 2006 destacó especialmente en dos películas que acabaron de confirmar su talento: "Diamante de Sangre" e "Infiltrados", que incluso le valieron una nominación al Oscar por la primera. El ojo derecho de Scorsese hace un trabajo espléndido en su primera colaboración con R. Scott, y aunque no he visto "Diamante de Sangre" su papel parece ser una combinación entre Billy Costigan de "Infiltrados" (policía encubierto) y Danny Archer de "Diamante de Sangre" (ex-mercenario en tierras peligrosas), papeles que le dieron más prestigio aún y que reencaminaron su carrera hace dos años. Un detalle del que no me percaté hasta que me lo dijeron es que a DiCaprio le oscurecieron los ojos en el film para que su aspecto se integre más en la cultura árabe, pero todo y eso es imposible que podamos llegar a creer que una persona del aspecto del actor pueda pasar por árabe, y menos entre ellos. Quizá a ojos norteamericanos el poner los ojos oscuros y barba sea suficiente, o directamente no han querido reparar en el detalle deliberadamente. El hecho es que DiCaprio da el pego en todos los aspectos, está estupendo y refleja los sentimientos de Ferris a la perfección, quién reprocha la vanidad de la supuesta superioridad de la cultura tecnológicamente más avanzada, y que tiene una tolerancia mucho mayor que sus superiores. Es él el que está en el campo de batalla y el que sabe cómo manejar la situación, a quién pedir ayuda, en quién confiar, pero su superior, que está a miles de kilómetros, cree poseer lo único que tiene valor: la información, sin contar con los factores determinantes que trascienden los análisis de los procesadores en la sociedad computarizada que nada tiene que hacer contra los métodos tradicionales del enemigo, y a partir de esa información parcial se toma la libertad de decidir cuál es la decisión correcta en campo. Ferris se siente más cómodo en terreno hostil que en los EEUU ya que en Oriente Próximo aprende otra forma de vivir la vida, a tomarse las cosas con calma, a saber esperar. Incluso conoce a una chica Jordana, Aisha (Golshifteh Farahani), con la que comienza una relación. Quizá este es para mí uno de los aspectos peor trazados del film, la repentina aparición de un romance en medio de la nada que rompe el ritmo y resulta sorprendente y sobre todo muy forzado. Evidentemente esa relación toma importancia clave en la historia, pero la forzada inclusión del tema amoroso hace de él algo desfasado respecto al resto de la historia, llegando a ser algo un pelín artificial. Quizá en la novela de David Ignatius en la que se basa el film se hace más hincapié en el tema amoroso, pero en la película parece ser un tema tratado de soslayo, sin demasiada profundidad, aunque se retratan algunos aspectos de la sociedad oriental en cuanto a las relaciones en las parejas.

La otra cara de la moneda es Ed Hoffman, interpretado excepcionalmente por Russell Crowe en su cuarta colaboración con el director tras "Gladiator", "Un Buen Año" y "American Gangster" y esperando su doble interpretación de Robin Hood y el Sheriff de Nottingham en "Nottingham", el próximo proyecto de Scott para 2009 que será la quinta asociación de ambos. Crowe, como siempre, demuestra lo bien que le sienta trabajar con el director inglés y realiza una estupenda interpretación sufriendo un notable cambio físico para su papel mostrándose gordo, viejo, sarcástico y muy soberbio. El actor ganó casi 30 kilos para este papel, que según sus palabras es el resultado de la exploración del comportamiento de la policía en el extranjero y la política de su gobierno, aunque ello no le hará muy popular entre los estadounidenses. El actor australiano se mete completamente en el papel y realiza una brillante actuación, haciendo un gran cambio de registro como nos tiene acostumbrados en su variada carrera. Hoffman representa exactamente todo lo contrario de Ferris, los valores de la altivez norteamericana y su exceso de confianza y prisas, de apariencia descuidada en su ropa y físico propios de alguien que es tan poderoso como para no tener que preocuparse de nada más, ni de sus hijos y esposa. A pesar de ser un tipo dinámico y agudo desprende una frialdad enorme que refleja su desconexión del mundo —y que irónicamente potencia su conexión a la tecnología de la que es esclava su/nuestra cultura, todo el día enganchado al teléfono—, y que remata con su constante ironía macabra, propia del agente que no entiende de personas sino de números, porque eso es lo que realmente busca Hoffman y la CIA, resultados inmediatos que avalen el trabajo y dinero invertidos en ellos, y más teniendo en cuenta la cantidad de fracasos que la agencia americana ha ido recopilando y la necesidad de limpiar su mala fama. Hoffman no es solo el contraste con Ferris, también es una contraposición con el modo de vida de Oriente Próximo y con el servicio de inteligencia jordano, al que considera inferior y no confiable, pues ambos siguen modos de trabajar opuestos. Para empezar el desaliñado aspecto de Hoffman contrasta con el jefe (o mejor dicho, Rey) de la inteligencia Jordana, Hani, siempre enfundado en su impecable traje y con unas maneras exquisitas, más propias de un monarca que de un empleado del gobierno. Hani Salaam es interpretado por Mark Strong, quizá la gran revelación del film, en la que el versátil actor se luce en el rol de un refinado, paciente y poderoso jefe de la agencia secreta Jordana que sabe perfectamente cómo manejar la situación. Infravalorado sobre manera por Hoffman, Hani da la sensación de tener la situación controlada en todo momento y saber cuál es el siguiente paso a seguir, y en cada aparición suya en la película se come la pantalla. El actor ha aparecido en otros films con papeles más o menos discretos pero siempre mostrando un gran talento, destacando en la mediocre "Revolver" de Guy Ritchie en el que es sin duda lo mejor del film y el que protagoniza las mejores secuencias, también aparece en la maravillosa "Stardust" de Matthew Vaughn (a este hay que seguirle la pista) como el malvado Séptimus, e incluso tiene un curioso rol en "Sunshine" de Danny Boyle, que adquiere protagonismo en el desconcertante final de la cinta. Strong consigue dotar de gran personalidad a Hani e infundir respeto, y dentro del juego de engaños y jugarretas acaba siendo uno de los más apreciados y odiados (a la vez) del film. El resto del reparto es más que correcto, todos con buenas interpretaciones y perfectas caracterizaciones, desde el actor que interpreta a Al-Saleem al que hace de Sadiki, pasando por el friki informático Garland.

El guión lo firma William Monahan, el ganador del Oscar por la adaptación del guión de "Juego Sucio" en "Infiltrados". Aquel fue el segundo guión que escribía tras el de "El Reino de los Cielos" (el único 'parcialmente' original), y en "Red de Mentiras" trabaja por segunda vez con Ridley Scott escribiendo su tercer guión basado en la novela homónima que David Ignatius escribió en 2007. Monahan pone de manifiesto su soltura y mudable estilo en este thriller de espías puro, con pequeñas dosis de acción exquisitamente rodadas por Scott, siguiendo las pautas que está siguiendo el cine en los últimos años debido al conflicto que está teniendo lugar en Oriente Próximo y que está influyendo en la forma y clase de cine, sobre todo en el thriller político, bélico y de espionaje que está re-definiendo el género en esta segunda mitad de década. El guión está repleto de diálogos interesantes e incluso con un alto grado de denuncia, ya no por el conflicto en sí sino por la actitud del gobierno americano ante él, y contiene frases lapidarias que ponen de manifiesto la situación en la lucha contra el terrorismo y en la forma de colaborar con gobiernos autóctonos («Vosotros inventasteis el álgebra, nosotros aprendimos a utilizarlo.»), como he comentado anteriormente. Ferris plasma la idea que debería aplicarse a las relaciones internacionales de EEUU, la perspectiva abierta que permitiría una mejor colaboración y desde luego mejores resultados, como se ve en el film, donde la paciencia Jordana es al final la que decide la partida. Aquí se podrían sacar dos lecturas conjuntas, la primera es no subestimar a las culturas que crees inferiores, ni como enemigo ni como aliado; la segunda es que para jugar en campo contrario has de aplicar lo métodos que allí tengan efecto, ser capaz de cambiar de registro y dejar la obstinación y orgullo a un lado.

Ridley Scott hace un excelente trabajo durante todo el metraje, de más de dos horas de duración, rodando con un refinado estilo las escasas secuencias de acción como la persecución al inicio del film con los helicópteros donde se nota que aplica lo aprendido en la excelente "Black Hawk Derribado" y demuestra su particular sentido cinematográfico ofreciendo escenas dinámicas, de tono realista y en la que no nos perdemos detalle, además de los tremendos atentados terroristas en Inglaterra y Holanda comparables a las excelentes escenas iniciales de "La Sombra del Reino". Por lo visto a los hermanos Scott se les da bien la acción, ya que su hermano Tony es todo un especialista en esta área ("Top Gun", "El Último Boy Scout", "El Fuego de la Venganza"), y Ridley ha demostrado a lo largo de su carrera, y en este film de nuevo, que tiene un tacto especial para rodar esta clase de escenas. Hace tiempo Quentin Tarantino dijo tras rodar "Kill Bill" que la tarea de director de acción era la más complicada que se le podía plantear a un realizador, ya que tiene que controlar a la perfección cada uno de los apartados del conjunto y tener una visión que le permita plasmar la idea que tiene en mente, y creo que Ridley Scott tiene ese elemento, esa perspectiva, que le hace un gran director de acción, y no sólo de acción. Sin duda es uno de los directores más talentosos y versátiles que se pueden encontrar en el panorama actual, y creo que sería un justo merecedor del Oscar que seguro le caerá en breve, en una u otra producción. Particularmente creo que su ausencia en las nominaciones de los pasados Oscar por "American Gangster" fue un escándalo (y tener que ver cómo sí que estaba Jason Reitman por la mediocre y sobrevaloradísima "Juno"...), y en las tres ocasiones que ha estado nominado no se ha llevado la estatuilla (por "Thelma y Louise", "Gladiator" y "Black Hawk Derribado"), ¡así que reclamo el Oscar para Ridley ya! Desde luego se lo lleva mereciendo desde hace mucho tiempo. Quizá en su próxima película, "Nottingham", tengamos la oportunidad de ver una nueva faceta del director que guste a la Academia.

Scott se rodea de sus habituales colaboradores, Marc Streitenfeld musicalizando extraordinariamente el film, Pietro Scalia (que ya ganara un Oscar por "Black Hawk Derribado") editándolo y Arthur Max en el diseño de producción, además de muchos otros como Alexander Wytt en la fotografía, camarógrafo que inusualmente se encarga de estos aspectos, que por cierto obtiene un resultado brillante. Como siempre todo el apartado técnico del film es inmejorable, un absoluto 10 en este aspecto. El film ha contado con un presupuesto de $70M, el más discreto en años (sin contar con "Un Buen Año", claro) y su recaudación es actualmente parecida a la de "Los Impostores", alrededor de $35M, muy lejos aún del éxito de "American Gangster". El film está recibiendo críticas de todo tipo, aunque la mayoría consideran el film correcto y no excesivamente brillante, aunque en mi opinión es superior a eso.

"Red de Mentiras" es una gran película, otra joya más que sumar a la lista de Ridley Scott, un film más que correcto, técnicamente impecable, con unas interpretaciones sobresalientes y alejándose de la elegancia de otras historias de espías pasadas. La tónica del espionaje visto como algo poco distinguido es lo que se ha impuesto en esta década, incluso James Bond ha dejado de lado su elegancia para partirse los morros en "Casino Royale", y la semana que viene podremos verlo en "Quantum of Solace" haciendo lo mismo seguramente. Scott aprovecha un tema candente como es el de la guerra en Oriente Próximo para aplicar su vanguardista estilo cinematográfico y mostrarnos por qué es uno de los grandes, además de dar cierta nota de aviso sobre la política exterior de las agencias norteamericanas. Parece que aún no saben que en la guerra que están librando los métodos actuales no tienen tanta efectividad, y que la paciencia es la madre de la ciencia. Y del espionaje.

Mi puntuación: 8/10.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo siento, pero paso por casa sin q sea para dormir algo menos de 2h al dia. En cuanto tenga tiempo me meto un atracon de tus analisis!! q de vez en cuando me viene a la cabeza el de sospechosos habituales q no lo he terminado :(. Salu2!!

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